viernes, 5 de octubre de 2012
La decencia es posible
Algunos hablan de fractura, otros se refieren al nacimiento de un movimiento disidente dentro del MAS, otros se frotan las manos en señal de una supuesta victoria. Todo es a raíz de lo ocurrido ayer por la madrugada en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo no consiguió los dos tercios de votos que se necesitaban para ejecutar el castigo a la diputada opositora, Adriana Gil, a quien la Comisión de Ética de la Asamblea había sugerido suspender por tres meses por un presunto acto racista en contra del presidente Morales. El “pecado” de la parlamentaria fue decir que el primer mandatario había tenido una “actitud desleal y mentirosa” con los indígenas del Tipnis, situación que aprovechó el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas (ahora tildado de “chupamedias” por Adriana Gil) para acusarla de discriminación. Pero desde el momento en que se le impuso la sanción hubo gestos de disconformidad dentro del MAS, lo que no necesariamente es una señal de división. Solo hacía falta una pizca de decencia para impedir que se consume semejante patraña y por lo visto, hay personas dentro del enrarecido ambiente político nacional, que todavía mantienen este rarísimo principio.
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