miércoles, 17 de octubre de 2012

Evolución cocalera


No hay por qué disgustarse que los cocaleros se vuelvan empresarios de la construcción, aunque nunca está demás averiguar el origen de las fortunas. Las sorpresas pueden ser muy grandes. Como se sabe, los productores de hoja de coca del Chapare han conformado la compañía Asociación de Mantenimiento Vial (AMVI) que se acaba de adjudicar la construcción del tramo I de la polémica carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Al margen de que el proyecto ha sido entregado sin licitación, que las cosas están muy oscuras con la consulta a los indígenas, que la AMVI no tiene experiencia en este tipo de obras y otros detalles como la carencia de documentos legales, la intención de los cocaleros es plausible, pues no solo significaría el paso de la ilegalidad a la formalidad, sino también les cambiaría radicalmente un estigma con en el que han cargado durante décadas: van a pasar de bloqueadores, a constructores de carreteras, algo que no deja de alentar. Obviamente todos sabemos de qué se trata todo esto y cuál es el fondo de la adjudicación, pero la fe es lo último que se pierde. Además, no sería la primera vez que se produce un traspaso de esta naturaleza.

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