lunes, 26 de octubre de 2015

Discursos desesperados

Uno de los discursos más perjudiciales de la campaña del MAS para las elecciones subnacionales de marzo de este año fue la amenaza tan reiterada de no trabajar ni beneficiar a los municipios y gobernaciones donde gane la oposición. Los estrategas electorales sabían que propalar aquello era muy peligroso, pero conocían mejor la triste situación de las encuestas, por lo que valía la pena arriesgarse, porque además, el oficialismo siempre había usado la agresividad como fórmula de captación de adeptos. Pero esta ocasión no les sirvió mucho, pues perdieron importantes bastiones y lo poco que ganaron, Beni y Chuquisaca, lo lograron gracias a un vergonzoso fraude. En resumidas cuentas, todo fue fruto de la desesperación que los hizo cometer errores y perder de vista un cambio en el comportamiento del votante que ya no apoya el discurso odiador. El problema es que las lecciones tardan en aprenderse o a lo mejor la impotencia no deja ver bien las cosas. Prueba de ello es la subida de tono que se ha comenzado a escuchar en algunos operadores políticos que están llegando a extremos de desquiciamiento e incitación a la violencia.

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