domingo, 7 de agosto de 2011

Banderas del odio

El día de la Patria ha sido resumido a una vergonzosa e infantil pelea de banderas. Han logrado que para muchos, los símbolos que pretenden ser sagrados, sean degradados a simples fetiches de algunos grupos que, además de imponer sus propias banderas, pretenden superponer intereses mezquinos y malsanos a los verdaderos objetivos nacionales, uno de los cuales, es por supuesto la unidad de los que habitamos este territorio. Alzar las banderas debería ser un gran honor, nunca una obligación y menos una imposición. Desde niños hemos aprendido a sentir algo especial por nuestro emblema. Nuestro corazón latía más fuerte, nuestra piel se erizaba y a veces nos arrancaba alguna lágrima contemplar cómo se izaba la tricolor. Los agentes del “cambio” tal vez han conseguido lo que querían. La mayoría se ha volcado a la indiferencia por todo lo que antes era la representación viva de un sueño llamado “Bolivia”. Ya viene el 24 de septiembre y posiblemente volvamos a asistir a una nueva parodia encabezada por nuestros inmaduros políticos. Será la ocasión tal vez de levantar la bandera blanca. La de la tregua, la de la protesta, la que valientemente se plante para decir basta a tanto manoseo, basta de tanta división y tanto odio.  

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