jueves, 25 de agosto de 2011

Nada es gratis en la vida


En medio de la grave crisis política que atraviesa su gobierno, el
presidente chileno Sebastián Piñera dijo algo que muy pocos políticos
en el mundo se atreverían a afirmar: “Nada es gratis en la vida”. Se
los dijo a los estudiantes, a quienes trató de explicarles que muchas
de aquellas cosas que nos ofrecen como “gratuitas”, terminamos
pagándolas todos a un precio mucho más alto, y lo que es peor: “justos
pagan por pecadores”.

¿Cuánto nos cuesta a todos cada egresado de una universidad estatal,
después de repetir una y otra vez cada materia? Si el mismo estudiante
tomara conciencia de que el principal perjudicado es él, porque
termina siendo víctima de un sistema donde impera la mediocridad que a
la larga le pasa la factura, sería el primero en cuestionar y rechazar
la supuesta “gratuidad” de la que se está beneficiando.

Bolivia es un país donde la vida parece ser regalada. Nadie paga
impuestos; muy pocos cumplen las normas; el que rinde examen para
obtener su licencia de conducir es un “tonto”; el que respeta la fila
es un gil, etc, etc. Vivimos felices porque no sabemos unir los puntos
y establecer las conexiones entre nuestra “vida gratis” y las
consecuencias que estamos obligados a pagar por esa forma tan
indolente de ver las cosas.

Vamos al ejemplo del brevet de conducir. Nos creemos muy inteligentes
porque lo obtuvimos en un abrir y cerrar de ojos, pagándole unos pesos
al capitán Vargas o al teniente Gonzales. Pero cuando somos víctimas
de algún accidente; cuando alguien muere por culpa de un imprudente
que obtuvo “gratis” su licencia de conducir, nadie aparece para asumir
las consecuencias y admitir con la misma soltura, que la culpa de todo
la tiene ese irracional apego nuestro por lo gratis.

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