sábado, 13 de agosto de 2011

¿Quién está bien en Bolivia?

Han caído como balde de agua fría para el Gobierno recientes datos de
la ONU sobre la extrema pobreza y la desnutrición en Bolivia, después
de que el presidente Morales expresara el 6 de agosto que el país va
muy bien y que cada vez son más los habitantes que abandonan la
miseria y se convierten en dignos representantes de la clase media.

Y justo cuando la ONU mostraba los últimos datos sobre la pobreza, la
fundación Jubileo se refería a los cocaleros, los contrabandistas, los
“chuteros”, los traficantes de minerales y los narcotraficantes, como
los únicos sectores del país que han mejorado su economía gracias a
las políticas aplicadas por el Gobierno de Evo Morales. Nadie descarta
que el Primer Mandatario se hubiera referido precisamente a eso.

La representante en Bolivia de la ONU, Yoriko Yasukawa, ha dicho que
más de un tercio de la población indígena del país vive en la extrema
pobreza y sin ingresos suficientes para alimentarse adecuadamente. La
situación de los pueblos originarios sigue siendo peor que la del
resto de los bolivianos, pese a que, en el discurso, se insiste en que
la pirámide social ha cambiado. La diplomática ha precisado que en la
niñez el problema es aún más dramático, ya que entre los nativos, la
desnutrición afecta a uno de cada tres niños, mientras que el promedio
nacional es de un por cada cinco menores. Esto relega a las etnias a
un mayor retraso en el crecimiento y a índices más elevados de
mortalidad.
Yasukawa le ha pedido al presidente más respeto por los pueblos
indígenas y le ha reiterado también la demanda que le hizo hace unos
meses, de frenar la destrucción del hábitat natural de muchas etnias,
cuyos bosques son arrasados a un ritmo de 300 mil y 350 mil hectáreas
por año.

Precisamente en este contexto de exceso de entusiasmo del Gobierno por
mostrar una realidad distinta, ha surgido un nuevo informe de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), que coloca a Bolivia en el
grupo de los 12 países más afectados por la tuberculosis, una
enfermedad que tiene que ver con la mala nutrición. En el país, el
grupo más atacado por este mal que destruye los pulmones y que termina
por matar al paciente, son los indígenas Yuqui que habitan en la zona
del Chapare y la región del TIPNIS, donde se ha presentado un
conflicto por la construcción de una carretera.

El descuido de los problemas sociales contrasta radicalmente con las
constantes proclamas del Estado Plurinacional, cuyas prioridades
(según datos que surgen del presupuesto general) han sido la
seguridad, la defensa, la propaganda, la burocracia y el clientelismo,
en lugar de atender añejas postergaciones que siguen complicando la
vida de las grandes mayorías. Tantos esfuerzos, dinero y tiempo dedicados
exclusivamente a la politiquería, no sólo han ocasionado un
descomunal despilfarro que pone en aprietos a la economía nacional,
sino la reproducción de los mismos problemas que el “proceso de
cambio” debía solucionar prioritariamente. Acabamos de enterarnos, por
ejemplo, que el mal de rabia, una patología que ha sido erradicada en
casi todo los países del mundo, ha vuelto a repuntar y sigue
ocasionando muertes en el país. La diarrea, las afecciones pulmonares,
el chagas, enfermedades típicas de la pobreza todavía arrecian y se
llevan miles de vidas. Obviamente, con todos estos datos y todos estos
problemas, decir que vamos bien es un acto de burla intolerable.

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