viernes, 20 de julio de 2012

Enjaule a su hijo

El show televisivo de la semana se lo llevó el caso de un adolescente
menonita que fue enjaulado por su padre por desobedecer las estrictas
normas de la familia, basadas en la religión y las tradiciones de la
colonia. Pese a que no comparto ese tipo de castigo y menos el “código
menonita”, se me ocurrió que muchos padres tal vez tengan las mismas
ganas de enjaular a sus hijos, antes de que éstos sean enjaulados por
los vicios, las drogas y el crimen.

Veo todos los días a chicos enjaulados por la clefa en las esquinas y
tal vez sus padres se lamenten de no haberlos “enjaulado” a tiempo.
Pero también los veo enjaulados en las pantallas del televisor, de la
computadora y el teléfono celular. No prestan atención a otra cosa que
no sea “lo cool” que la están pasando.

Nos quejamos de los adolescentes todos los días. Yo soy el primero.
Observamos su desidia, su falta de voluntad, el poco apego a la
responsabilidad, pero olvidamos que eso no llegó de un momento a otro.
Es el resultado de toda una vida libres de obligaciones,  sin hábitos
de trabajo y tampoco disciplina, los mejores barrotes que les podemos
ofrecer a nuestros hijos para ponerse a buen recaudo de los peligros
que los acechan en la calle, en el colegio o en el trabajo. También
olvidamos con frecuencia las “jaulas” de la motivación, de las metas y
de la mística, que todo joven necesita para crecer libre.

Es complicado enjaular a un adolescente como lo hizo ese menonita para
tratar de inculcarle a estas alturas los valores que nunca tuvimos el
tiempo de compartir, porque no había tiempo ni siquiera para saber
quiénes realmente somos. Necesitamos enjaularnos con nuestros hijos en
una charla cada día, aunque sea para hablar “macanas”. Eso nos
permitirá conocernos mejor y evitar que un día nos veamos como
extraños y dignos de estar enjaulados.

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