jueves, 26 de julio de 2012

Escándalo olímpico

Cada día un nuevo escándalo en el Estado Plurinacional. Esta vez tiene que ver con el Comité Olímpico Boliviano (COB), entidad que según denuncias realizadas por algunos de sus propios directivos, habría recibido 100 mil dólares para los preparativos de envío de los únicos cinco atletas que participarán en los juegos de Londres, de los cuales hay 200 mil que no aparecen.

La denuncia surge en medio de la indignante situación que tienen que afrontar los deportistas bolivianos que representarán al país, a quienes les han otorgado un viático de 300 dólares para una estadía de 20 días en Inglaterra. Mientras tanto, el presidente del COB, Edgar Claure, no sólo gozará de un presupuesto diez veces superior a todos los atletas juntos, sino que tendrá a su disposición, auto con chofer, hotel cinco estrellas, traductor y una suite para él y su esposa.

El dirigente deportivo, quien no puede salvarse de las críticas por el hecho de afirmar que este dinero no proviene del Estado, sino del Comité Olímpico Internacional (COI), ha afirmado que los fondos que recibe anualmente sirven para costear los gastos de los atletas de alta competición en Bolivia. No se explica entonces, por qué una de las principales representantes del país, la marchista Claudia Balderrama, no tiene ni siquiera unas zapatillas decentes para competir en Londres o el tirador Juan Carlos Pérez tenga que costearse hasta los proyectiles que usa para entrenar.

Es que, como todo en Bolivia, las cosas están al revés en la delegación boliviana que se ha trasladado a Londres. Son quince las personas que están viajando y cobrando viáticos, pero sólo cinco deportistas e igual número de dirigentes, de los cuales dos se llevan casi 30 mil dólares, la mitad del total invertido.

Es verdad que los atletas tendrán todos los gastos pagados en Londres, donde se ha habilitado una villa olímpica de primera categoría; sin embargo, apenas una llamada telefónica o un gasto imprevisto se puede comer todo el presupuesto de los deportistas y sus entrenadores. No hay duda que de esta manera, los atletas viajan con muy poco incentivo. Es como si el país les estuviera haciendo un favor, cuando en realidad se les debería otorgar un reconocimiento especial, porque se trata de individuos que se sacrifican de manera ejemplar y buscan cómo surgir en medio de la mediocridad reinante.

Los premiados vienen a ser los burócratas, que en lugar de aprovecharse de sus cargos, deberían rendir cuentas del bajísimo rendimiento deportivo en el país, conseguido a pulmón por los propios atletas y sus familias.

Todos los países del mundo hacen grandes esfuerzos por conseguir una participación digna en las Olimpiadas. Así ha sido a lo largo de la historia, porque los juegos representan un gran logro de la humanidad en su carrera por superarse a sí misma. Las naciones y los gobiernos de todas las ideologías, luchan por conseguir alguna medalla o destacarse al menos con una marca parcial. No se explica por qué Bolivia no tenga ni siquiera esta aspiración. Es como para hundir aún más nuestras expectativas y convencernos de que podemos alcanzar solo algunos campeonatos mundiales, uno de ellos, el de la corrupción.

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