martes, 24 de abril de 2012

Insaciable centralismo

El Gobierno central actuó con mucha eficiencia al eliminar el puesto de peaje que mantenía el Municipio en la doble vía a La Guardia. Fue un pedido de los transportistas de la zona, especialmente los que extraen arena y ripio del río Piraí. La Alcaldía de Santa Cruz no solo se ha quedado sin recursos importantes que se recaudaban en esa tranca, sino que ahora nadie sabe quién se hará cargo del mantenimiento de la ruta, menos ahora que ya no existe cómo financiarlo. Es probable que los arreglos los tengan que costear los municipios de Santa Cruz y La Guardia, sobre todo después de constatar la manera con la que está actuando el rebrote centralista, dirigido a ahogar a las instancias locales y regionales.

El centralismo, que controla más del 85 por ciento de los recursos del país, ha conseguido en los últimos meses arrebatarle a la región el edificio donde funcionaba la Dirección Departamental de Educación; también ha logrado que la Gobernación asuma el pago  630 ítems que le correspondía  asumir al Ministerio de Salud. El último zarpazo lo ha dado contra la Alcaldía cruceña, a la que ha obligado prácticamente a contratar 40 médicos para equipar 20 centros de salud que aguardaban desde hace meses la inauguración porque el Gobierno dirigido desde La Paz se niega a pagar el personal, tal como lo viene haciendo desde hace años con la región, altamente deficitaria en médicos y enfermeras. Se calcula que el desfasaje en salud para Santa Cruz es de 9.000 ítems y 1.500 camas.

La manipulación que hace el centralismo de las leyes y la Constitución ha permitido arrebatarle a Tarija el 25 por ciento de las regalías que le correspondían por el campo Margarita y lo mismo podría ocurrir con Santa Cruz respecto del yacimiento existente en el Incahuasi. El dominio pleno del poder político y el control de los instrumentos legales y represivos le permiten al régimen trastocar todo el sistema de reparto de recursos y demás está decir que atropella flagrantemente la autonomía. Las autoridades locales, acosadas por el aparato judicial al servicio del oficialismo, ceden ante el vaciamiento de recursos que se está ejecutando.

Tanto las regiones como los municipios del país están bajo amenaza del Gobierno central de arrebatarles todos los recursos de los presupuestos  que no se hayan ejecutado, para destinarlos al programa presidencial que reparte cheques a proyectos que no tienen el suficiente control y supervisión. El centralismo clava su atención en las alcaldías y gobernaciones, cuando en realidad, varios de los ministerios tienen pésimos niveles de ejecución, algunos de los cuales, apenas sobrepasan el 50 por ciento como lo es el Ministerio de Autonomías. En total, los ministerios suman 2.500 millones de millones del presupuesto del 2011 (22%) que se quedaron en cuentas bancarias.

He ahí una enorme suma para invertir en el programa presidencial y en otros proyectos para no apelar al sangrado de las regiones y municipios. En cinco años, el centralismo le confiscó 938 millones de bolivianos a la gobernación de Santa Cruz por reducciones al IDH.

Estos datos demuestran que el centralismo tiende a acentuarse en el país y que el proceso autonómico se encuentra estancado, sin luchadores y carente de una visión que pueda revitalizarlo. Esta es una pésima noticia para el país, especialmente para los sectores rurales, campesinos e indígenas, los eternos excluidos, que saben más que nadie que el centralismo jamás se acuerda de ellos o lo hace de manera esporádica, con una canchita de fútbol o un coliseo.

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