jueves, 5 de abril de 2012

¿Se me nota?

Las damas suelen ofenderse cuando nadie nota su nuevo corte de cabello
o que han bajado algunos kilos. Los varones que acuden al gimnasio
pretenden que se les noten los músculos con las primeras flexiones y
hacen grandes esfuerzos por hacerlos brotar frente al espejo. Siempre
estamos afanados porque las personas que nos rodean noten algo de
nosotros para ahorrarnos la pedantería de tener que refregárselas en
la cara.

Vivo en un condominio, donde los vecinos supuestamente deberían haber
asumido el compromiso de guardar ciertas normas de convivencia, pero
se nota que todavía siguen pensando “a la antigua”, con la tradicional
falta de consideración al derecho al descanso de los demás y otras
malas actitudes que no dejan aflorar ni siquiera la presunta “buena
educación” que según ellos debería notárseles en el éxito profesional
que han logrado, en las lindas casas que ocupan y en los autos que
conducen.

Leo con mucho agrado que Santa Cruz se ha vuelto una ciudad
universitaria, con el mayor número de instituciones de formación
superior, la mayor cantidad de estudiantes y graduados del país.
Debería notarse ¿no? Pero leemos también que nuestra querida capital
no da señales de avanzar en aspectos básicos como el orden, el respeto
a los demás, la cultura ciudadana de poner la basura en su lugar,
reducir la contaminación y bajar la agresión al entorno y al prójimo.

Es como tratar de notar el cambio en el país. Lamentablemente son muy
escasos los indicios que invitan al entusiasmo. Y en verdad, la
sociedad no debería esperar las directrices de los políticos para
cambiar. Confiar en ellos parece que tomará mucho tiempo en rendir
frutos. Las encuestas dicen que los bolivianos son muy religiosos, que
son apegados a los valores, que rechazan la corrupción y los malos
hábitos como la impuntualidad y el desorden. Los datos señalan que los
buenos son mayoría. Debería notarse.

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