jueves, 24 de mayo de 2012

De modas y malacrianzas


Una vez le preguntaron a la Madre Teresa de Calcula si no estaba malcriando a los pobres. “Suficiente tiempo han malcriado a los ricos, yo creo que les toca a ellos”, respondió.

En Bolivia todos estábamos preparándonos para que “malcríen” también a los pobres, a los indígenas y a otros grupos históricamente postergados por la sociedad y el estado, pero lamentablemente los adulados han resultados ser otros: contrabandistas, cocaleros, chuteros y por desgracia también los narcotraficantes.

Lo del “gobierno ecologista” no resultó más que una pose que descolocó a todos, ya que no cabe duda que el ambientalismo está de moda, cosa que no me parece nada mal.

La moda refleja las tendencias del mundo. El minimalismo en la arquitectura está pasando también a la vestimenta y cada vez son más los jóvenes que deciden no caer en el consumismo y la acumulación, que ya son vistos como una aberración. Comer natural, reciclar, reutilizar, usar energías alternativas, utilizar más la bicicleta y caminar, economizar, son modas que Europa se han vuelto un estilo de vida y que muy pronto se van a convertir en una obligación para que no tengamos que hacerlo por supervivencia.

Se trata de frenar nuestras malacrianzas y de usar mejor la inteligencia, acostumbrada a la búsqueda de diferenciarnos de los demás o contra los otros, en lugar de usarla para resolver problemas y buscar el bien común. El mundo ha llegado a un punto en que debe comprender que nadie se puede salvar si no ayuda a enfrentar los desafíos de su entorno y los de sus vecinos.

Hoy más que nunca se hace imprescindible pasar de la moda a la era de la conciencia social y ambiental, adoptar una visión de la solidaridad y la colaboración. Se acabó el tiempo de las poses, de las modas y las malacrianzas.

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