sábado, 26 de mayo de 2012
Las velocidades de la justicia
La retardación es un problema crónico en la justicia boliviana. Los
datos hablan solos: casi el 80 por ciento de los presos de la cárceles
bolivianas no tienen sentencia, lo que a la larga termina convirtiéndose
en una ventaja para algunos, que al cabo de tres años automáticamente
recuperan su libertad y pueden librarse de una sentencia mayor. Existen
ilustres ejemplos sobre este tipo de casos que no “tipifican” cuando se
trata de un opositor como Leopoldo Fernández que está por cumplir cuatro
años tras las rejas. La rapidez sí aplicó recientemente para ocho
nuevos imputados por el caso terrorismo, tras la queja expresada por un
funcionario que amonestó en público a los fiscales que se encargan de la
investigación. Por otro lado, el Defensor del Pueblo acaba de presentar
una denuncia contra la fiscal que investiga la represión de los
indígenas ocurrida en septiembre del año pasado en Chaparina, por una
supuesta obstaculización y lentitud en la conducción del proceso. El
colmo de las incongruencias que se dan hoy en la justicia lo refleja el
proceso contra una jueza que intentó anular de manera irregular el
juicio contra un ministro de Estado.
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