lunes, 14 de mayo de 2012

Negocio redondo

“Gas para los Bolivianos” es el eslogan más repetido y el que más adeptos ganó en los años previos a las elecciones del 2005. La recuperación de los recursos naturales y la promesa de industrializarlos para generar más riqueza y empleos ilusionó a muchos ciudadanos que se volcaron a las calles y luego a las urnas para apoyar el proyecto. Seis años después vale la pena hacer un balance, justo cuando la empresa que se hizo cargo de los yacimientos del Mutún, comienza a hacer las valijas de retorno a la India, porque la falta de gas, entre otras dificultades, conspiraron contra la industrialización del hierro y el gran salto a la industria siderúrgica. Un reciente informe sobre el uso del Gas Natural Vehicular (GNV) ejemplifica mejor sobre el destino que al final tuvo ese gas por el que tanto se peleó en el 2003 y que cobró más de 60 vidas humanas. Mientras que el gas que le vende Bolivia a Brasil y Argentina alimenta 3.713 estaciones de servicio, en Bolivia solo hay 212 surtidores de gas. Gran parte de los automóviles en el país se mueven con gasolina y diesel importados de Venezuela, Chile o Argentina, con dinero del  gas que se exporta. No cabe que este no es un buen negocio, pero redondo sí es.

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