Tiene razón cuando Evo Morales se autocalifica como el mejor exponente de la identidad boliviana. Debe ser por su enfermiza tendencia a andar lamentándose y quejándose, “de qué vamos a vivir”, “qué va a pasar si se acaban los mercados”, “hace 500 años nos cortaban las manos y nos sacaban los ojos”, “cuando era niño comía cáscaras de naranjas”...ayayay.
Lloramos por todo y no hacemos nada. Solo somos buenos para poner nombres, como aquella “Agencia de Recursos Evaporíticos de la Comibol”, cuyo titular, Luis Alberto Echazú, acaba de informar que la industrialización del litio podría retrasarse por lo menos tres años más y estar lista posiblemente para el 2015. Pero si es que da ganas de llorar, claro que sí, por semejante ineptitud. Como se sabe, la firma Apple, creadora de los dispositivos electrónicos más innovadores del mundo, con inventos que nos han cambiado la vida a todos, acaba de informar que está por patentar una nueva pila que prescindirá del litio como componente fundamental.
El nuevo invento, no solo será revolucionario en términos de tecnología, sino que llega justo a tiempo, cuando está comenzando el boom de las nuevas energías verdes, que supuestamente iban a tener al litio como la gran estrella. En Argentina, en Chile y en otros países que son grandes productores y con mucho menos reservas que las de Bolivia, empezaron a explotar el litio a gran escala hace mucho tiempo, algunos de ellos, justo cuando a nuestro país le llegaba la oferta de una empresa transnacional, a principios de los años 90. El proyecto tuvo que ser rechazado por la presión de los mismos “llorones” que hoy se lamentan por la destrucción de los mercados del gas, como si no fueran ellos mismos los verdugos de todo lo que se llame progreso en este país.
Desde el 2006, el Gobierno de Evo Morales, que se llena la boca y machaca con la industrialización, ha estado dándole vueltas al tema del litio. Todos los países que fueron señalados como posibles socios estratégicos de Bolivia, terminaron dando el portazo porque se dieron cuenta de la manera cómo se manejan las cosas aquí. El año pasado, un viceministro japonés que estuvo de visita en el país, prácticamente desahució el proyecto boliviano y desde aquella vez, las autoridades bolivianas dejaron de mencionar sus contactos a nivel internacional. No sería nada raro que para esa fecha, tanto coreanos como japoneses, ya disponían de información de lo que estaba haciendo Apple y echaron pie a atrás para dejar a Bolivia sola, soñando con ser un día el gran distribuidor de litio del mundo, como alguna vez sucedió con el gas.
Y no es que el litio vaya a desaparecer como alternativa energética. Argentina y Chile están con planes para exportar este elemento para los próximos 15 años. El problema es que Bolivia siempre tiene que llegar tarde o desperdiciar el mejor momento de las cosas. El gas es hoy, precisamente, el energético de moda. Todo el mundo está explorando, explotando y transportando gas de un lado al otro en barcos metaneros. Bolivia tuvo a punto de ser uno de los países locomotora en este campo, pero los llorones, que suelen tener muchos seguidores, llegaron primero y arruinaron todo. Lo triste es que ahora berrean por lo que ellos mismos ocasionaron. Como para llorar.
Qué pensarán nuestros “lloro-gobernantes”, que la Toyota, la Mitsubishi o la General Motors van a ponerse a esperar hasta el 2015, hasta que una sarta de sindicalistas alcoholizados decidan sobre un asunto tan importante como la energía. Que vayan a llorar a otra parte.
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