sábado, 21 de enero de 2012
La nueva pose
Hay quienes afirman que la Cumbre Social de Cochabamba y en el encuentro con los partidos políticos de la oposición han sido los primeros intentos por buscar la imagen de un nuevo Gobierno conciliador. Fueron como una suerte de ensayo, un entrenamiento y los sparrings, como es natural, tenían que ser de la casa para que los golpes sean bien calculados y, obviamente, sea el jefazo el que se luzca. Pero todo indica que las sesiones de calentamiento no han salido nada bien. El caudillo no se halla asumiendo la nueva pose, no es para él y por último, no sabe hacerlo. Lo suyo es insultar, pegar rodillazos y ordenarle al juez que expulse al adversario. El problema es no que hay mucho tiempo más para practicar. Unos días más y estaremos en carnaval y después de eso, se anticipa una temporada llena de conflictos muy bravos. De hecho, la antesala carnavalera no ha sido nada auspiciosa para el Gobierno, con muertos en Yapacaní, un paro en Tarija, una vigilia en Río Grande y la marcha de los indígenas del Conisur, de la que ya no sabe cómo deshacerse. El otro problema que tiene el presidente es la incógnita si les gustará o no su nueva pose dialogadora a los que siempre lo han vitoreado como un pendenciero político.
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