viernes, 20 de enero de 2012
Una medallita para "Chavo"
“Chavo” Salvatierra, así como otros deportistas bolivianos que suelen conseguir buenos resultados a nivel individual, es precisamente el resultado de su propio esfuerzo, el de su familia y sobre todo, del bolsillo de sus padres. Lo mismo ha pasado con Nanda Álvarez, Paulo Víctor Aguilera, Ricardo Monroy, Rudolf Knijnenburg y César Menacho, por citar algunos. Todos han sido huérfanos a la hora de recibir apoyo estatal. A veces ni un buzo, viáticos que dan pena, de equipamiento ni hablar y en muchas ocasiones los llevan a competir a bordo de esos aviones Hércules, más aptos para transportar ganado o llevar indígenas apaleados. El Estado aparece a la hora de las medallas, de reconocer los triunfos y por supuesto, aprovechar parte del éxito conseguido por alguien como este motociclista, cuya participación en el rally Dakar requiere una fuerte inversión. Con padres como el de “Chavo”, seguramente van a aparecer de vez en cuando deportistas bolivianos destacados, pero con el “papá Estado boliviano”, el resto de los deportistas tendrán que resignarse a ser los eternos huérfanos que jamás consiguen nada.
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