Algunos dirigentes cívicos de Santa Cruz han decidido no apoyar a Rubén Costas, tal como lo exigió el gobernador, amenazado por el oficialismo con sacarlo de su cargo y de yapa, meterlo preso. Los representantes han sugerido que el Comité pro Santa Cruz no se involucre en la defensa del “prefectuli” porque, según dicen, eso sería meterse en asuntos políticos. Afirman también que Costas tiene una agrupación partidaria –los Verdes-, que son los primeros llamados a articular la defensa, máxime con una aceptación popular del 75 por ciento favorable al gobernador. Más allá de los amores y aversiones, que nunca faltan, nadie podría apostar por una poblada en caso de que se produzca lo peor. Lo del Beni fue significativo pero tampoco da como para entusiasmarse y en estos días tan turbios, cualquier bagre feo y desabrido puede aparecer debajo de una piedra, como sucedió con ese emenerrista que le quitó la carnada a Ernesto Suárez. Las aguas están aún más oscuras en esta Santa Cruz llena de recovecos y grupos de poder que nadie sabe para dónde apuntan. Y hablando de eso, ¿para dónde apunta el gobernador? A lo mejor él es el principal indicado a demostrar que realmente apoya la democracia, así no anda pidiendo favores a nadie.
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