Un sector del campesinado ha protestado y amenaza con medidas de
presión, porque su candidato al Tribunal Constitucional (TC),
Gualberto Cusi, no fue elegido presidente del principal órgano
judicial del país, cargo que cayó en manos de un abogado sin sombrero
ni chicote, Ruddy Flores luego de una ronda de votación entre los
miembros, cuya decisión no fue unánime. Dos de las cuatro máximas
instancias judiciales, el Tribunal Agroambiental y el Consejo de la
Magistratura, están ahora en manos de indígenas, mientras que las
otras dos, el Tribunal Supremo de Justicia y el Tribunal
Constitucional son dirigidos por personas no declaradas como
originarias o campesinas. Si así empezamos, ya podemos imaginar cómo
van a reaccionar los movimientos sociales aliados del MAS cuando se
produzca algún fallo que no les guste. ¿Van a bloquear? ¿Van a cercar?
Como la justicia, hoy en día, está inclinada de antemano a favor de
los sectores vinculados al régimen, es posible que no tengan de qué
reclamar. Entonces aparecerán –porque así ha sido siempre-, las
protestas a pedido o fomentadas por algún interesado en torcer los
fallos de la justicia. “¿Se lo protesto señor?” Son las nuevas
oportunidades que surgen del “proceso de cambio”.
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