miércoles, 25 de enero de 2012

El ¿nuevo? gabinete

Como un “gabinete de guerra”, un “equipo de tormentas”, “un aparato
reeleccionista” ha sido calificado el grupo de ministros recientemente
posesionado por el presidente Evo Morales, al iniciar su séptimo año
de gobierno y el segundo al mando del nuevo Estado Plurinacional.

La mayor sorpresa ha sido el retorno de Juan Ramón Quintana a su
antiguo cargo de ministro de la presidencia, del que tuvo que alejarse
en el 2009 por incesantes pedidos de los movimientos sociales ligados
al MAS, muchos de los cuales han pasado a las filas de la oposición y
cuando menos, a engrosar la disidencia, que en este momento tiene
agobiado al primer mandatario.

El día de su posesión, Juan Ramón Quintana ingresó al salón principal
del Palacio Quemado casi a los gritos, con el puño izquierdo en alto y
en medio de los vítores del público presente. En el 2009, cuando tuvo
que dejar el gabinete, el ex capitán de Ejército se ufanó en público
de haberle salvado el pellejo al presidente, cuando en el 2008 y de
acuerdo a sus palabras, la oposición estuvo a punto de poner de
rodillas al líder cocalero. Recientemente, el presidente Morales hizo
saber al país lo grave que se le ha puesto permanecer en el poder.
Dijo que el verdadero objetivo de la marcha de los indígenas del
TIPNIS era derrocarlo y tal vez eso explica por qué los reprimieron
con tanta ferocidad. En su discurso del 22 de enero, también confesó
que temió ser linchado por los originarios que llegaron hasta La Paz.

A los sentimientos y delirios del presidente hay que sumarle hechos
muy concretos, como la caída estrepitosa e irrecuperable de su
popularidad, el incremento de los conflictos, el cambio radical de sus
frentes de confrontación, sus nuevos enemigos, entre los que hay cada
vez más indígenas que lo llaman mentiroso y que se organizan para
hacerle oposición, sin duda alguna, la más dura y genuina desde la
desaparición del Conalde. Los intentos de diálogo de Evo Morales
fueron un fracaso, ya lanzó el guante del Revocatorio y nadie quiso
recogerlo. ¿Podrá salvarlo Quintana? ¿Podrá llevarlo hasta el 2014 con
probabilidades de ganar con la amplitud que necesita la construcción
de su hegemonía.

Están de moda las comparaciones. Evo Morales dijo que las “Bartolinas”
son las “Barzolas” del MNR y que su cuello estuvo a punto de correr la
misma suerte de otro emenerrita, Gualberto Villarroel. Tampoco se
puede dejar de comparar el retorno de Quintana al gabinete con lo que
hizo Gonzalo Sánchez de Lozada en el 2003, quien depositó el destino
de todo su gobierno en un solo hombre, Carlos Sánchez Berzaín. No cabe
duda que la apuesta de Evo Morales es muy fuerte y parece ser la
definitiva.

En su discurso del 22 de enero, el presidente Morales confirmó que su
administración seguirá exactamente los mismos lineamientos de gestión
que ha manejado hasta ahora, porque los considera correctos. Eso
quiere decir que mantendrá su excesiva concentración en las tareas
políticas, mientras mira con desdén los desafíos económicos y
sociales.

Nadie duda de la gran habilidad demostrada por el MAS en las artes del
poder y mucho más cuando retorna a la primera línea un operador de la
talla de Quintana. El 2014 está a la vuelta de la esquina y en Bolivia
no se puede hacer pronósticos de mediano ni largo alcance. La
situación social puede deteriorarse de un momento a otro, como ocurrió
a finales del 2010 con el lanzamiento del gasolinazo. Lo que veremos
en un futuro será una carrera contra reloj con la amenaza constante
del retorno de la inestabilidad.

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