domingo, 22 de enero de 2012
La guerra cocalera
El Gobierno de Evo Morales no tuvo más remedio que firmar el acuerdo tripartito con Brasil y Estados Unidos para afianzar la lucha contra el narcotráfico. No sólo se está hablando del retorno de la DEA con acento portugués, para volver a hacerle la guerra a los narcos y quitarles todo el espacio que han ganado en los últimos años, sino de un nuevo sistema de monitoreo de los cultivos de coca, en el que también intervendrá la ONU. Los países afectados por el auge del narcotráfico en Bolivia han dado en el clavo: “a más coca, más cocaína” y en realidad quieren matar a la madre del cordero. Los cocaleros del Chapare intentaron activar el paraguas antes que llueva con la propuesta de sanear sus cocales y ampliar a 20 mil hectáreas los cultivos legales. Sus colegas de los Yungas hicieron lo propio y, en La Asunta, arremetieron contra un cuartel de erradicadores. Luego de un tira y afloje el Gobierno tuvo que ceder con los yungueños, mientras los chapareños se han quedado colgados. Al firmar el acuerdo, el régimen cocalero estaría aceptando que los cultivos deben disminuir, lo que pone a Evo Morales en una gran encrucijada: Chapare o Yungas. Eso es para una pelea de grandes proporciones.
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