viernes, 17 de agosto de 2012

Ecuador for export

El régimen del ecuatoriano Rafael Correa se ha dado un lujo irrepetible. Con el asilo político otorgado al polémico Julian Assange, responsable de filtrar millones de documentos privados a través de su portal WikiLeaks, le ha dado un portazo en las narices a los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Suecia, que se relamían por echarle el guante al activista australiano, quien permanece refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres desde el 19 de junio, tratando de evadir su extradición. Ecuador ha intentado darle cátedra a las tres potencias sobre lo que es un debido proceso, la protección a los derechos humanos, el respeto a la libertad de expresión, la observancia de las normas internacionales sobre el asilo y las leyes que vigilan por un trato justo y humano a las personas. Uno de los primeros países en apoyar la decisión de Rafael Correa ha sido precisamente Bolivia, país que se niega a respetar los mismos derechos, pero que en este caso le corresponden al senador Róger Pinto, acusado de minucias en comparación a las denuncias que existen en contra de Assange. Quién lo diría, Ecuador y Bolivia, dos países donde se practica la persecución política y se arremete contra la prensa libre, tratando de ponerse de ejemplos ante el mundo. De cualquier forma, bien por Assange.

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