domingo, 26 de agosto de 2012

Prensa: la estrategia ecuatoriana

Cuando en el mes de junio el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, cobró un insólito y grotesco protagonismo en la 42 Asamblea de la OEA celebrada en Cochabamba, comenzaron a circular versiones sobre las implicancias que tendría para nuestro país ese acercamiento. Llegó incluso a afirmarse que el líder guayaquileño estaba cubriendo en cierta forma el vacío dejado por el venezolano Hugo Chávez, cuya enfermedad y los avatares de la campaña para conseguir su tercera reelección le impiden mantener una presencia activa como la que solía ejercer en Bolivia, sin duda alguna la nación más influenciada por su proyecto ideológico expansionista.

El modelo boliviano es una puesta en escena de todas las directrices ejecutadas desde el eje Caracas-La Habana y todo indica que la impronta ecuatoriana comienza también a aplicarse en Bolivia, en lo que respecta, sobre todo, al modo cómo el régimen de Correa ha conseguido acorralar a la prensa independiente de su país.

Desde el 2006, el Gobierno de Correa ha llevado adelante una guerra indisimulada contra los medios de comunicación privados, a los que ha sometido a normas draconianas, mediante las cuales ha conseguido clausurar radios y televisoras, revertir sus concesiones y licencias y en algunos casos nacionalizar sus activos con el fin de construir un conglomerado mediático servil a sus intereses.

Correa aplicó el mismo libreto chavista, replicado en todos los países bajo la influencia de Hugo Chávez, aunque, es correcto reconocerlo, en el caso del ataque a la libertad de expresión y el pluralismo informativo, el pupilo ecuatoriano, con su toque personal y su verborragia beligerante, ha logrado superar al maestro, al punto que hoy, su estrategia comienza a ser imitada en Argentina y, por desgracia, también en Bolivia.

La táctica de Correa consiste en inundar de juicios a los medios independientes. Casi no hay órgano de prensa privado en Ecuador que no esté sometido a la persecución judicial ejercida desde el Gobierno con el concurso oportuno de tribunales sometidos a los designios de la política hegemónica. El régimen ecuatoriano ha llegado al extremo de aplicar una sanción pecuniaria de diez millones de dólares contra el diario El Universo, de Guayaquil, en castigo por una columna de opinión que tuvo la osadía de criticarlo. Los periodistas ecuatorianos, al igual que los líderes políticos de la oposición, viven hoy días aciagos, abarrotados de juicios y amenazas, sometidos al temor y la autocensura, situación que ha obligado a muchos a abandonar el país, mientras que el autoritarismo reinante, manda a investigar, insulta y persigue incluso a los ciudadanos que se expresan libremente en las redes sociales.

Es obvio que la más reciente arremetida del Gobierno de Evo Morales contra los medios privados de Bolivia es un calco de las armas que está usando Correa en Ecuador. Soquetear de juicios a los periodistas y a los diarios parece ser el nuevo sendero de la persecución que se ha estado ejecutando en el país contra otros sectores que ejercen la libertad de disentir y propalar sus ideas. Esta nueva actitud, sumada a la falta de justicia y el sometimiento de los tribunales al régimen gobernante son, sin lugar a dudas, la carta de garantía para el ejercicio de una dictadura que busca la sumisión de todos los estamentos de la sociedad y la construcción de una autocracia que trata de imponer un monopolio de la comunicación en el país.

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