jueves, 9 de agosto de 2012

Todo, menos robar y matar

Me dio pena el otro día una chica que aparecía “en cueros” en un nuevo anuncio publicitario. No sabía cómo ocultar la vergüenza que seguramente siente por una osadía a la que fue inducida por una industria publicitaria que no sabe todavía cómo zafarse del truquito fácil de las “chutas”, que burdamente califican como “desnudos artísticos”. Pobre arte, las cosas que hacen a su nombre.

“No he robado, ni he matado”, decía la jovencita, tratando de vender una moral tan relativista como el camión que recoge la basura, donde todo pasa, todo cabe, todo vale, menos matar y robar, dos delitos que suelen ser castigados con excesiva inclemencia, a pesar de que no son los más graves.

Esa chica no tiene la culpa. Ni siquiera se da cuenta de lo que hace, de ahí que lo quiere justificar a como dé lugar. Lo que me preocupa es que los mediadores de esos mensajes tampoco noten lo que están haciendo. Hace poco, el periodista Anderson Cooper, de la CNN, quien acaba de confesar públicamente su homosexualidad, tuvo la valentía de echar de su programa a una actriz barata que contó cómo le enseña a su hija a bailar en el tubo y que a esa edad le aplica botox y que la ha sometido a una liposucción. “Honestamente no tengo nada más que hablar contigo. Tengo que ser honesto, tengo que parar. Lo siento. Eres horrible”, le dijo Cooper a la mujer.

Los comunicadores tenemos que ser más selectivos a la hora de transmitir nuestros mensajes. La realidad es de por sí demasiado impresentable como para condimentarla con basura que nubla nuestros valores. No se trata de ser moralista –no me gustan esos hipócritas-, pero sí optar por otros estilos. ¿Cuánto nos falta para que tengamos nuestra propia Laura Bozzo en Santa Cruz? Hay demasiados candidatos (as).

No hay comentarios:

Publicar un comentario