domingo, 16 de diciembre de 2012

Nerviosismo en "el barco"

Muchos coinciden en afirmar que el caso Ostreicher y toda la red de extorsión que se ha descubierto en el Gobierno todavía no ha comenzado. Los primeros en admitirlo fueron algunos miembros del Estado que han estado trabajando arduamente para atrapar a los responsables de esta banda. La presidente de la Cámara de Diputados, Rebeca Delgado, dijo que el caso ni siquiera se ha llegado a los mandos medios y el propio Boris Villegas, acusado de ser uno de los cabecillas del grupo, dijo que no está dispuesto a convertirse en “chivo expiatorio” de nadie, pues en todas sus actuaciones recibió órdenes de ministros y viceministros. Estas declaraciones han dejado mudos a algunos altos dignatarios y han llevado a contradecirse a otros, como la ministra de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, Nardi Suxo, cuya renuncia ha sido exigida por el senador del MAS, Félix Martínez. Mientras todo esto ocurre, en el Gobierno se propaga el nerviosismo y algunos voceros intentan imponer la tesis de que la “Banda de los Abogados” era una suerte de entidad privada, pese a que tenía la potestad de disponer de un cuerpo especial de policías. Lo más preocupante de todo es que esta misma teoría acaba de ser repetida por el viceministro de Régimen Interior, Jorge Pérez, hasta ahora, uno de los que más insistía en investigar “caiga quien caiga”.

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