martes, 4 de diciembre de 2012

Preso en Bolivia

Los sitios más oscuros del planeta aparecen en una serie de televisión denominada “Presos en el extranjero”, pero nada comparable a lo que ha significado para el norteamericano Jacob Ostreicher, estar “Preso en Bolivia”. Hasta los policías rasos que lo conducían a las audiencias en el Palacio de Justicia le sacaban dinero. Lo extorsionaron desde dos ministerios; jueces y fiscales le hicieron la vida imposible e incluso en la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (FELCC) le sacaron plata a cambio de protección. Ostreicher era como la “vaca lechera” para burocracia podrida que le tocó enfrentar y es seguramente la que deben soportar tantos otros detenidos que no tienen la posibilidad ni los medios económicos para hacerse escuchar y conseguir ayuda externa, la única manera que tuvo el estadounidense para frenar el martirio al que fue sometido durante casi dos años sin que nadie viera, escuche, huela o perciba algo. El ministro de Gobierno, Carlos Romero dice que toda la investigación demoró demasiado debido a la ausencia de una denuncia formal. Ostreicher y otros como él, seguramente no saben si reír o llorar por esta conclusión ¿ante quién denunciar? ¿en quién confiar? Que venga el diablo y escoja.

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