martes, 24 de mayo de 2011

Ausentes de la realidad


El presidente Morales sigue insistiendo con su vieja cantaleta de que las petroleras extranjeras se niegan a invertir en Bolivia porque son unas chantajistas que lo quieren derrocar. Se la repite todos los años en cada uno de los seminarios, congresos y conferencias que organiza YPFB para convencer a expertos y ejecutivos internacionales de que el país se ha convertido en un paraíso para los capitales extranjeros. La última promesa es que aquí, las transnacionales van a recuperar sus inversiones mucho más rápido que en otros países, donde a veces tienen que esperar 35 años para comenzar a anotar ganancias.

Mientras que el Primer Mandatario fue el encargado de renovar sus insultos hacia las petroleras el otro día durante un evento sobre gas y energía celebrado en Santa Cruz, el vicepresidente García Linera tuvo la misión de pintarles una realidad paradisiaca, como si los presentes fueran unos completos ignorantes de lo que ocurre en Bolivia o cuando menos, unos porfiados militantes del “cambio”, capaces de tragarse y aplaudir cualquier discurso plurinacional, incluso el que pronunció el presidente de YPFB, Carlos Villegas, quien anunció la inversión de más de 10 mil millones de dólares en la cadena de hidrocarburos hasta el 2015.

Quien habla de tantas flores y pajaritos tiene que suponer que el auditorio ignora lo que acaba de ocurrir con el contrato de exportación de gas hacia Argentina, reformulado por tercera vez y reducido a la mínima expresión porque a Bolivia ya no le alcanza el gas ni para desarrollar proyectos propios, menos para incrementar sus exportaciones en los niveles que necesitan los argentinos, quienes hace mucho tomaron sus previsiones, al igual que brasileños y chilenos, con plantas de regasificación de LNG que adquieren de proveedores de localizados en ultramar.

Pensar y peor aún, tratar de convencer a gente inteligente y muy bien informada que Bolivia es el nuevo reino mundial para las inversiones extranjeras, especialmente en el área petrolera, es desconocer lo que está ocurriendo alrededor del país, que hace mucho perdió la oportunidad de convertirse en el eje de distribución de gas de América del Sur. Precisamente porque la nacionalización aplastó ese proyecto y condujo a la economía nacional a una anemia de capitales, es que han florecido otros polos que sí están captando cuantiosas inversiones, como Camisea en Perú y las reservas gasíferas no convencionales de Brasil (presal) y de Argentina.

Por último, hablar de Bolivia de la forma como lo hizo el vicepresidente, pintándolo como el nuevo polo de desarrollo sudamericano es ignorar los reiterados estudios que han realizado prestigiosos organismos como el BID, universidades extranjeras y entidades que se dedican a estudiar el clima de negocios en el mundo y que ubican al Estado Plurinacional en los últimos lugares de América Latina. Últimamente hasta los empresarios chinos, que vienen ejecutando la mayor expansión de capitales nunca vista en el continente,  se han quejado de la ausencia de garantías para invertir en Bolivia. Y que no venga el presidente Morales a decir que las reticencias chinas tienen que ver con cálculos políticos.

Inversiones son sinónimo de trabajo, producción y crecimiento y mientras el Gobierno de Evo Morales insista en sus demostraciones de torpeza originadas en una concepción politizada que ignora las reglas de la economía y que desvaloriza la búsqueda de un trato provechoso con el mundo, el país irá profundizando su anemia y su aislamiento.

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