domingo, 29 de mayo de 2011

Silbidos y rencores


Los bolivianos a veces somos duros de aprender, pero con un profesor
como Evo Morales resulta imposible que a uno se le metan algunas
lecciones que él suele dar. En los cinco años que viene repitiendo
discursos (más o menos tres por día, es decir unos cinco mil), una de
sus enseñanzas favoritas ha sido la de historia, que para él es
sinónimo de revivir rencores, algunos basados en la realidad y otros
sacados de la ficción, como ese  cuento que dice que a los indígenas
que aprendían a leer les sacaban los ojos. No ha habido día en que el
presidente no haya metido el dedo en la llaga, ya sea para dividir,
para confrontar o para hacerle hervir la sangre a unos contra otros.
El otro día, cuando visitó Sucre, el jefazo pudo comprobar lo buenos
alumnos que habían sido los capitalinos. Ellos han sufrido más que
nadie por la actitud vengativa del primer mandatario, quien los
amenazó en público cuando lo rechiflaron por primera vez, en el año
2006. Han pasado casi cuatro años de la masacre de la Calancha y los
sucrenses volvieron a silbarle, esta vez, recordándole que no
olvidarán lo ocurrido en noviembre de 2007.

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