domingo, 24 de junio de 2012
Comedidos abstenerse
Varios analistas han coincidido en interpretar la reciente visita del
presidente iraní a Bolivia como un gesto de apoyo de la potencia
petrolera hacia los países que ya comienzan a sentir la ausencia de Hugo
Chávez, cuyos petrodólares apuntalaron el florecimiento del populismo
en la región. La grave enfermedad del líder venezolano ha puesto a más
de uno a buscar padrinos de repuesto (Cuba fue el primero) y lógicamente
nunca falta un comedido como Mahmud Ahmadineyad que merodea el
vecindario en busca de aliados para respaldar su carrera nuclear. La
visita del autócrata persa no fue bien vista en Chile, donde atribuyeron
a su presencia en Bolivia los alaridos sobre la muerte del Tratado de
1904, una forma de responderle a los chilenos que afirmaron que su país
tiene cómo hacer respetar los pactos internacionales. Donde peor ha
caído la reciente gira del presidente iraní ha sido en Brasil, país que
siempre ha defendido su derecho a ser el mandamás continental. Y la
presidente Dilma Rousseff no tuvo reparos en hacerle saber su
descontento, cuando rechazó la petición de un encuentro oficial
solicitado por su colega de Irán, quien llegó a Brasil para participar
en la Conferencia Río+20 sobre Medio Ambiente.
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