domingo, 10 de junio de 2012

La verdad duele

Era un hecho que Brasil le otorgaría el asilo político al senador opositor Róger Pinto. Está claro que nadie quiere asumir la complicidad de entregarle ningún reo al Estado Plurinacional de Bolivia, donde el destino más claro será el linchamiento judicial a manos de jueces y fiscales que deciden sus fallos por medio de la lectura de la coca y las instrucciones del Ministerio de Gobierno. Pero una cosa es lo que sucede y otra muy distinta, admitirlo y contemplar la verdad en un titular de periódico. Precisamente el triunfo del senador Pinto ha sido menos doloroso para el régimen que la victoria lograda en el espacio público de una primicia periodística que fue negada hasta el hartazgo, pero que terminó por confirmarse porque tenía el respaldo de fuentes fidedignas. Ha sido la confirmación de que el régimen político aún está muy lejos de conseguir la dominación de aquella séptima etapa de la conquista del poder, consistente en controlar la cultura, el pensamiento, la información y el total de la ideología en el país. Hace mucho que Brasil y todos los países saben que en Bolivia hay persecución política. No lo dicen por cuestiones de protocolo. El asilo a Pinto ha sido una forma de decir esta verdad tan dolorosa.

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