domingo, 17 de junio de 2012

Democracia fantasma

La democracia se ha convertido en un fantasma en Santa Cruz, aunque algunos creen que es un alma en pena o tal vez un zombi, que deambula de un lado para otro, como esos concejales que no encuentran dónde reunirse, que huyen de las turbas, de los jueces y los fiscales que no hallan cómo acorralarlos. ¿Dónde están los que gobiernan? ¿Dónde toman sus decisiones? ¿Quiénes nos están gobernando realmente? 

La ciudadanía comienza a hacerse esas preguntas ante una crisis política que se prolonga en el tiempo y frente al tremendo vacío que han dejado los líderes que ayer vociferaban y juraban que morirían de pie defendiendo a la región. Ahora debemos admitir que Santa Cruz se está volviendo una tierra de nadie, como Colquiri, Mallku Khuta o el Tipnis, solo que en esos alejados parajes por lo menos queda un puñado de valientes con dignidad y principios que no se dejan amilanar por el poder, por más grande y amenazante que este pueda ser. 

Se puede entender que nuestros líderes estén amedrentados por la persecución política que se ejecuta desde los tribunales judiciales, pero lo que no se puede admitir es que haya claros signos de que quienes ayer luchaban por la autonomía, por la justicia y los valores democráticos hoy estén buscando la manera de cómo sumarse al pillaje político del régimen, tratando de medrar con la confusión.

Santa Cruz se ha vuelto terreno fértil para la actuación de los sicarios judiciales sin el menor atisbo de dignidad, que operan fuera de la ley y cometen abusos indecibles, como aquella decisión de suspender por 45 días a un grupo de concejales y además prohibirles que se reúnan o que pisen las instalaciones del Concejo. Eso que parece absurdo, incluso para la ministra de Autonomías, que ha sido blanco de críticas de una facción de su partido (por parcializarse con las normas y el sentido común), está sucediendo todos los días en nuestra capital, de la misma manera que se posesionan autoridades acusadas de delitos graves como violación de menores. En este momento se busca la manera de dar un “golpe de estado” en el Concejo y para ello se ha recurrido al Órgano Electoral, que ya anticipó que no tiene nada que ver en el asunto, cosa que no se puede asegurar porque, de acuerdo al caos y el entreguismo que impera en Santa Cruz, todo puede suceder. 

Nos llama la atención lo que ocurre en el Municipio, donde hay por lo menos cuatro facciones que se disputan el poder, incluyendo dos bandos internos del MAS, pero la situación fantasmagórica es generalizada. Salvo las esporádicas intervenciones de algunos líderes cívicos, las tímidas protestas de otros y por supuesto, el liderazgo inconfundible que ejerce la Iglesia católica a través de sus pastores, nadie intenta siquiera exigir respeto por Santa Cruz. ¿Qué ocurre en los gremios empresariales que tienen mucho por decir en la defensa de la propiedad privada y los intereses económicos de la región y de sus propios afiliados? ¿Qué dicen los profesionales, los parlamentarios y los intelectuales? Qué función está cumpliendo la Asamblea Departamental, cuyas voces parece estar embargadas y sus actividades paralizadas, pese a que los sueldos de los representantes se pagan sin falta ni demora. ¿Se acabó “lo cruceño”? ¿Se perdió la moral de la región? ¿Se terminaron los ideales?.

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