Cristina Fernández ganó la relección en Argentina y lo mismo puede ocurrir en Venezuela, pese a que Chávez –según indican los pronósticos-, tiene ya un pie en el estribo para su cabalgata final. Lo de la mandataria argentina es una excelente noticia para todos los líderes de la región que buscan la perpetuidad en el poder a costa de darle sablazos a la democracia. Muchos creían que la señora “K”, como le dicen, estaba derrotada, mucho más después de la muerte de su esposo Néstor, considerado un Maradona de la política (sucio, pero goleador). Tantas cosas han dicho y han comprobado sobre la dama, cuya fortuna se ha quintuplicado o tal vez más gracias a su posición en la Casa Rosada. Sufrió derrotas parciales, parecía que su relección era imposible, pero a la hora de la verdad, no aparecieron los contendientes de peso que pudieran hacerle frente a ella y al aparato peronista. Así es que se consolidó un Fidel, un Mubarak, un Gaddafi. Mientras no aparecen líderes y causas que le hagan frente, pueden pasar 30 o 50 años y…como dice el tango “eso no es nada”.
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