En estos tiempos de grandes confusiones, en los que impera el “yo no fui”, hay que cuidar muy bien lo que se dice. Algunas palabras del flamante ministro de Gobierno, Wilfredo Chávez, son como para despertar susceptibilidades. El otro día, durante un acto de reconocimiento de la Policía Nacional hacia su autoridad, les pidió mayor disciplina a los uniformados, una exhortación que no cayó nada bien, luego de que el presidente Morales levantó sospechas sobre “algunos policías”, a los que acusa de haber planificado la pateadura de Yucumo para hacerlo quedar mal. La verdad es que no se entiende si Chávez les pidió que se queden calladitos con la acusación del jefazo o que se atribuyan ellos mismos toda la responsabilidad de la represión, para que quede tranquila toda la manga de “yonofuises” del Gobierno. También les pidió que en otra que usen la fuerza, no se sobrepasen y que por lo menos respeten los derechos humanos. “Para la próxima –dirán los policías-, no vamos a mover ni un dedo si no hay orden escrita”, como ya lo han hecho los militares en un par de ocasiones este año.
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