En medio de tanta confusión y estridencia política, aparecen dos propuestas interesantes que merece la pena comentar y sobre todo apoyar. La primera tiene que ver con un proyecto de ley destinado a limitar el consumo de bebidas alcohólicas. La otra, una iniciativa del Gobierno Departamental de Santa Cruz destinada a controlar el uso de bolsas plásticas, como medida primordial en la protección del medio ambiente.
Veamos el primer caso. No cabe duda que atacar el consumo del alcohol tiene que ver con la intervención en una costumbre muy enraizada en el país, así que primeramente, no hay que hacerse ilusiones de que una ley o una serie de prohibiciones, van a conseguir resultados inmediatos.
Una ley de esta naturaleza necesita de un profundo debate y un gran consenso nacional que pueda garantizar, por lo menos, el inicio de un proceso de toma de conciencia del problema que enfrentamos. Otro aspecto a tener en cuenta es que una ley cargada de aspectos punitivos y prohibiciones será inocua, en la medida que no se pongan en marcha los procedimientos de control y los mecanismos institucionales de aplicación.
En este caso es más recomendable pensar en un proceso gradual, que involucre campañas educativas, programas de concienciación y que tanto a nivel nacional, regional y municipal, se apliquen medidas dirigidas hacia el comercio, los centros de diversión, la industria de las bebidas, la publicidad y muchos otros aspectos. No olvidemos que el alcohol suele estar presente en todas las facetas de la vida del ser humano y no se trata de extirparlo como si fuera un elemento extraño, sino de ir diseñando pautas para el cambio del comportamiento. Hablar de toques de queda, de batidas y otras acciones que ya se han aplicado en el pasado, es abordar el problema de una manera simplista. De cualquier forma, el alcoholismo es una amenaza que enfrenta nuestra sociedad, especialmente los jóvenes y que complica la seguridad y la salud públicas. Conviene impulsar todo tipo de iniciativas, pero antes que nada, hay que tener una visión global del tema.
En lo que respecta a las bolsas plásticas, un verdadero cáncer ambiental, sobre el que numerosas sociedades en todo el mundo han comenzado a actuar con mucha determinación, El Gobierno Departamental acaba de emitir una Resolución Administrativa que resuelve el retiro gradual de estos medios de carga y embalaje de supermercados y comercios en general.
La iniciativa no es nueva en nuestro medio y merece también un enfoque institucional de largo alcance. No se conseguirán logros significativos si, otra vez, no se incluye el aspecto educativo y de concienciación, en primer lugar. El plástico es una alternativa práctica y económica y erradicarla o cuando menos reducirla, requiere de una alta dosis de conciencia ciudadana que suele estar ausente en otros aspectos mucho más urgentes. La Gobernación está llamada a hacer alianzas con empresas, grandes cadenas minoristas, de farmacias y empresas que deseen aportar a la causa como una estrategia de responsabilidad social. La gente aportará, cuando se sienta involucrada y comprometida. Los logros no se verán a corto plazo, dependen de políticas de largo aliento, de actitudes que se desarrollen en los colegios, con los niños y en los mercados, donde la ciudadanía tiene que aprender de higiene, de saneamiento y muchos otros aspectos esenciales, entre los que se tiene que incorporar obviamente el tema de las bolsas plásticas.
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