domingo, 18 de marzo de 2012

Sin mar y sin gas

Cuando Bolivia comenzó a plantearle a Chile la famosa cantaleta de “gas por mar” y al mismo tiempo el Gobierno boliviano lanzó aquel improperio de “ni una molécula de gas a Chile”, los chilenos respondieron con un “No” contundente e inmediatamente se las ingeniaron para conseguir el gas de otro lado, pues lo necesitaban con urgencia. Hoy, Chile no sólo sigue teniendo el mar boliviano, sino que es plenamente autosuficiente en materia energética, gracias a que los gobernantes del país vecino hicieron bien su trabajo. Hay que recordar que el proyecto de venta de gas a Chile era vital para asegurar la supervivencia de la industria gasífera boliviana y al tumbarlo, se truncó su expansión. Este grave error, sumado al fallido proceso de nacionalización han puesto en peligro el futuro de la industria, que ahora enfrenta incluso la amenaza del desabastecimiento interno. Es obvio que venderle gas a Chile podría ser una tabla de salvación para el gas boliviano, pero los obtusos de siempre vuelven a proponer la estrategia de “gas por mar”. La idea, además de absurda e inviable, es hoy una invitación al suicidio.

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