jueves, 15 de marzo de 2012

Sembrar y cosechar

Admiro mucho a los agricultores. Eso de sembrar tiene mil y un trucos,
muchos riesgos y demasiadas variables qué aplicar, además, por
supuesto del “factor San Pedro” que hasta ahora nadie ha sido capaz de
controlar, ni con danzas, ni procesiones ni nada.

Con el cambio climático se ha hecho más difícil sembrar y la cosecha
se vuelve cada vez más incierta. Además de todo eso, los agricultores
bolivianos también tienen que lidiar con otro “cambio”, resumido en
una sarta de prohibiciones, restricciones y políticas malsanas que han
llevado a muchos a dejar el tractor y el arado para dedicarse cosechar
sin haber sembrado, una actividad que gusta mucho en esta Bolivia
rentista.

Mi consejo de siempre es no dejar de sembrar y mucho menos en estos
tiempos de escasez. El asunto de la siembra tampoco es sólo para los
agricultores.

 Me inspiró el otro día la historia de Ronnie y Donnie Gaylon los
mellizos siameses más viejos del mundo. Tienen 58 años y están unidos
por el vientre. El hecho de compartir varios órganos vitales hace
prácticamente imposible separarlos sin arriesgar la vida de ambos.
Ellos nacieron en el seno de una familia muy pobre y numerosa. Desde
muy jóvenes tuvieron que sacrificarse exhibiéndose como fenómenos de
circo en Estados Unidos y México para ayudar a mantener a sus siete
hermanos.

A su avanzada edad y casi sin poder caminar ellos ahora
viven de la solidaridad, no sólo de sus familiares, sino también de la
comunidad, que se las ingenió para construirles una hermosa casa
especialmente adaptada para ellos.

Recientemente se difundió el documental “Los mellizos se mudan”, que
muestra lo felices que se sienten Ronnie y Donnie de poder terminar sus
días en un lugar cómodo y seguro. “No hay nada que agradecer”, les
dijo uno de sus hermanos, “esto es lo que ustedes sembraron”.

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