Los viajes de los Papas siempre tienen un propósito que va más allá
de la labor evangelizadora y pastoral. Juan Pablo II vino en 1987 a
Bolivia y a otros países del Cono Sur a homenajear y alentar el
naciente proceso democrático en la región; antes había venido para
evitar una guerra entre Argentina y Chile. Benedicto XVI, con su viaje
a Turquía, uno de los primeros de su pontificado, ha sido el primer
líder mundial en tender puentes entre occidente y el mundo musulmán
luego de los ataques del 11 de septiembre que desencadenaron la
polémica guerra contra el terrorismo, que ha abierto muchas más
heridas de las que habían. Joseph Ratzinger está en México para darle
su apoyo al pueblo y al Estado en la lucha contra los
narcotraficantes, cuando hay muchos que piensan que se debería
claudicar y legalizar las drogas. Luego se trasladará a Cuba, donde su
misión es ayudar a contener la explosión social que podría acarrear la
caída final de la dictadura comunista. El castrismo anda implorando
que la gente vaya a misa y calme sus ánimos, porque sospecha lo que le
espera cuando ya no sean los dueños del poder. Una próxima visita
papal a Bolivia no está prevista y el contexto en el que se daría una
gira por nuestro país es imprevisible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario