martes, 6 de marzo de 2012
Nosotros, los ingenuos
Nunca había existido una causa con más adeptos que la autonomía en Santa Cruz. Nunca antes se había juntado tanta gente para gritarlo, en los cabildos y en un gran número de movilizaciones. Nunca antes los cruceños habían ido tan lejos en su lucha por replantearle las cosas al centralismo, con estatutos departamentales, con un referéndum y con toda una organización social que consiguió imponerse en todo el país. Nunca antes, la población de este departamento había ratificado tantas veces y con tanta fuerza su opción por la democracia y por exigir su derecho a pensar distinto, en un clima de pluralismo político. Nunca antes se había producido un consenso interdepartamental tan grande, como el Conalde, que fue tirado por la borda por la decisión de alguien que ahora asegura que todo fue producto de la ingenuidad. Tal vez tenga razón y posiblemente él mismo se encuentre dentro en la lista de los ingenuos. La autonomía terminó siendo una moneda de canje con el régimen gobernante y los negociadores creyeron que la otra parte iba a cumplir la promesa de perdonarlos. Esa parece ser una ingenuidad aún mayor.
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