jueves, 8 de marzo de 2012
La ley del embudo
El Estado Plurinacional, uno de los más burocráticos y plagado de leyes del continente, con una de las constituciones más extensas del planeta, negocia todos los días el cumplimiento de la ley. Negocia con los chuteros, con los ripieros, con los mototaxistas, con los mineros informales, con los ayllus que se declaran protectores del contrabando, con los cocaleros, con los vendedores de ropa usada y hasta se porta flexible con algunas autoridades acusadas de tráfico de drogas. Hay agricultores que sufren todo el peso de los decretos que prohíben exportar, mientras que a otros les permite vender su producción a países vecinos. La “ley boliviana” nunca ha sido un asunto demasiado serio, pero nunca antes las normas habían sido objeto de tanta manipulación. Nunca antes la “ley del embudo” se había aplicado de manera tan grotesca. Lo puede atestiguar el Municipio de Santa Cruz, cuyas cuentas fueron congeladas por el Ministerio de Finanzas, simplemente porque algunos concejales, con enormes ganas de sumarse al conflictivo clima plurinacional, se atrasaron un par de días en aprobar el informe de gestión del alcalde.
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