Justa Cabrera fue una de las líderes emblemáticas de la octava marcha de los pueblos indígenas del oriente boliviano, que recorrió el país durante casi dos meses para defender el Tipnis. Muy pocos hablan con la claridad y la fuerza de esta mujer sencilla pero valerosa. En este momento, sus compañeros de las Tierras Bajas están preparando la novena marcha para evitar que el Gobierno pase por encima de las leyes y la Constitución y decida ilegalmente aprobar la construcción de una carretera que significará la destrucción del parque Isiboro Sécure. Justo cuando los pueblos originarios del oriente se encuentran en semejante encrucijada, a la Alcaldía de Santa Cruz se le ocurre que Justa Cabrera puede ser más útil ocupándose de las plazas, los mercados y las cunetas, una labor que podría desempeñarla un burócrata de segunda o tercera fila. Hay quienes creen que la idea es neutralizar a doña Justa, inundarla de trámites y papeleos para convertirla en una simple “gana-sueldo”. Nadie sabe si es error de cálculo de ella misma, falta de olfato de los líderes que le ofrecieron la pega o la sagacidad de quienes son los más interesados en aplacar la conciencia de los indígenas. A lo mejor son las tres cosas.
Quién es el beneficiario político de este hecho? Quién o quiénes son los que salen ganando? Cuáles son las alianzas que actualmente sustentan a Percy Fernández?
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