El Gobierno del MAS prometió comprarles con sobreprecio a los productores de arroz, de maíz y otros cultivos. Los hizo cuando la inflación estaba generando pánico en el país. Los agricultores se entusiasmaron, se embarcaron con Emapa, dejaron de protestar por las prohibiciones y los cupos de exportación y todo muy lindo con el “socialismo a la boliviana”. El problema es que hasta ahora, no hay quién le haya podido ganar a las leyes del mercado. Ni los bolcheviques con 70 años de experiencia, ni los cubanos, que ya llevan más de medio siglo. Los precios internacionales de los productos alimenticios han bajado, la inflación fue controlada, los silos se abarrotaron de productos y ahora el Gobierno se niega a seguir pagando con “yapa”. Los productores de arroz han sido los primeros en protestar y exigir que el socialismo funcione en las buenas y en las malas. La protesta de los arroceros es tan irracional como lo fue la intervención del Estado en la economía. El problema más serio vendrá cuando vuelva a caer la producción por todos estos desincentivos. El mercado pasa factura y no hay quién se salve. Eso lo confirmaron los soviéticos y lo viven todos los días en Cuba.
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