El vicepresidente Álvaro García Linera demoró más de un mes en
contestar un informe sobre la precaria situación de las
empresas creadas por el Estado Plurinacional. Y aun así recurrió al
chanchullo para tratar de quedar bien parado. En una de sus
acostumbradas cátedras de economía que ofrece a través de los medios
de comunicación que usa a su antojo el Gobierno y en los que nadie
hace preguntas difíciles, el vice dijo que las empresas estatales
ganan más de 400 millones de dólares anuales. En su listita incluyó
compañías como YPFB, Entel, Comibol, instituciones que fueron creadas
en el pasado, por los “sucios neoliberales” y que ahora están bajo la
conducción del régimen del MAS. El informe que debía refutar García se
refería a las empresas que han sido de plena autoría de los “pluris” y
que se dedican (o debieran) a producir cartón, lácteos, azúcar, etc. Y
aun así, si le diéramos al vicepresidente la opción del desquite,
debería contarnos cómo estaban estas empresas antes de la
nacionalización y cómo están ahora. Que hable de las generadoras de
electricidad, de cómo ha dejado YPFB a la industria del gas en el
país. Que precise si Huanuni produce más que antes y con cuántos
trabajadores supernumerarios.
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