Ahora ya sabemos por qué las cosas andan tan mal en el país y el “proceso de cambio” no da señales de cambiar ninguno de los graves problemas de Bolivia. El vicepresidente se pasa el día leyendo mensajes de texto, de esos que vuelven locos a los adolescentes. El pasado sábado, durante un acto público celebrado en Sucre, García Linera leyó ante todos los presentes varios de esos mensajitos que le llegan por el celular y que según dice, son los que les ponen trabas a la revolución que lleva adelante el MAS. El mandatario se quejó porque los correos están cargados de odio y de racismo hacia los actuales gobernantes. Se trata de mensajes anónimos, de esos que cualquiera puede enviar para molestar o, como se ha comprobado, para fastidiar al vicepresidente, a quien se notó bastante afectado. “Gobernar obedeciendo al pueblo” no significa precisamente andar a la pesca de cualquier chisme o comentario que circula por ahí. Con un poco de madurez, las autoridades podrán percibir los verdaderos mensajes que envía la población. Pero si el "vice" y otros del entorno presidencial andan prendidos del BlackBerry y del Twitter, qué se puede esperar.
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