jueves, 3 de noviembre de 2011

Sí, soy un gran apático

Este año decidí no meterme en ninguna de las discusiones acostumbradas
sobre por qué Halloween y por qué no. Qué aburrido. Unos con
argumentos religiosos, otros con posturas chauvinistas y también
algunos moralistas. Nooo, por favor. Hay tantas cosas de las que
hablar para perder el tiempo en algo tan intrascendente. Preferí
decirles a todos que soy un tremendo apático, un anticuado de esos que
vive al margen de las “grandes modernidades” que tanto cautivan a la
gente.

Me pasa lo mismo con la llamada “televisión basura”, que incluye
también a algunos programas que supuestamente abarcan temas políticos
y sociales. Me cansé de explicar que eso no tiene nada que ver con
periodismo y de escuchar ataques de personas que se explayan con sus
críticas, pero que a la hora señalada se entregan por completo a los
chismes y todas esas bajezas que provocan vergüenza ajena.
Demostrarles mi apatía es el mejor mensaje que les puedo dar y para
eso no hay mejor instrumento que el control remoto del televisor.

Soy apático con el fútbol boliviano, ese inmenso derroche de
mediocridad. A veces me entero quién ganó el clásico o de alguna
goleada en el exterior, que de tan sonada, resulta imposible no
enterarse y lanzar algún comentario. Pero discutir y perder el tiempo
sobre los problemas, las falencias, que los dirigentes, que el
técnico, lo que se debe mejorar y lo que se debe cambiar, creo que
resulta estéril. Considero que coinciden conmigo todos esos grandes
aficionados que han dejado de ir a los estadios.

La lista de las cosas a las que les demuestro apatía es muy larga. No
digo que las ignoro porque no es verdad, simplemente no gasto energía
en ellas, para poder concentrarme en otras en las que vale la pena
poner esfuerzo, neuronas, saliva y mucha pasión.

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