Ahora es posible entender muchos de los comportamientos que asume el presidente Morales cuando se va de gira al exterior o cuando decide enviar mensajes destinados a llamar la atención de la prensa internacional. El líder boliviano es uno de los pocos latinoamericanos que figura en las memorias de la exsecretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, quien se refiere a Evo Morales como un “inmaduro” por haberle regalado un charango forrado con hojas de coca en represalia contra Chile porque supuestamente usó este instrumento como un emblema nacional. Rice dice en su libro que Morales es un político sin ideas, lleno de frases hechas y poses. Si en el mundo se hiciera una encuesta sobre los hechos más representativos del mandatario nacional, no solo recordarán lo del charango, también mencionarán el rodillazo, el discurso de los pollos y un sinfín de “evadas” que están por llenar otro libro, que promete ser un nuevo éxito editorial. Alguien seguramente le ha dicho al presidente lo que les suelen mencionar los expertos publicistas a las estrellas de Hollywood: no importa si se habla bien o mal, pero que se hable.
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