El cardenal Julio Terrazas le ha enviado un mensaje muy concreto a la justicia boliviana, relacionado con el atentado perpetrado contra su casa la madrugada del 15 de abril de 2009. El líder de la Iglesia le hizo llegar al juez que investiga el caso un memorial en el que manifiesta su decisión de no acusar a nadie, determinación que no le ha caído nada bien al fiscal de la causa, quien afirma que seguirá actuando de oficio a pesar del desistimiento. Esta acción no significa que el cardenal no tenga intensiones de conocer la verdad y de que se haga justicia. De hecho, el vocero del Arzobispado de Santa Cruz dijo que durante más de dos años y medio, han tratado de conocer el avance de las investigaciones, pero ni la Fiscalía ni el Juzgado a cargo del caso le informaron nada y tampoco tomaron en cuenta al arzobispo cruceño, pese a que este ha sido la única víctima de los supuestos terroristas que precisamente esperan el dictamen judicial. Nadie podría afirmar que el cardenal Terrazas carece de fe; sin embargo, es obvio que el mensaje hacia la justicia boliviana, y más precisamente a los que manejan el caso Rózsa, tiene que ver con la misma desconfianza que siente toda la población.
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