La justicia Plurinacional y Multiuso del MAS ha ordenado el arresto
domiciliario del ex subcomandante nacional de la Policía, Óscar Muñoz,
el primer detenido por la despiadada represión a los indígenas del
TIPNIS del 25 de septiembre. El jefe policial ha dicho lo que todo el
mundo sabe y aun así el Gobierno insiste en su táctica del “yo no
fui”. Durante un interrogatorio de más de cuatro horas, Muñoz explicó
que el operativo para intervenir la marcha de los pueblos originarios
fue planificada por personal del Ministerio de Gobierno, quienes
convocaron a los altos jefes policiales a Yucumo, un día antes de la
pateadura, para coordinar todos los detalles. En ese momento, según el
uniformado, él se encontraba en Santa Cruz y fue llamado de urgencia
para que sea el que encabece la operación. Nadie va a negar que los
policías se pasaron de abusivos, pero hay que indicar que cuando llegó
Muñoz, las cintas adhesivas para maniatar y amordazar a los indígenas
ya estaban compradas, los buses contratados y los aviones listos para
trasladar a los marchistas. Cualquiera que conozca mínimamente el
proceder de la Policía Boliviana sabrá que ellos son incapaces de
sacar de su propio bolsillo ni siquiera para la gasolina.
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